He comprobado que casi todo lo que se ha escrito sobre el amor es cierto.
Shakespeare dijo “los viajes terminan con el encuentro de los enamorados”. Qué idea más extraordinaria. Personalmente, nunca he experimentado nada ni remotamente parecido a eso, pero estoy convencida de que Shakespeare sí.
Supongo que pienso en el amor más de lo que debería. Me admira constantemente su abrumador poder de alterar y definir nuestras vidas. También fue Shakespeare quien dijo que el amor es ciego. Pues bien, estoy segura de que eso es verdad.
Para algunas personas, de forma inexplicable el amor se apaga. Para otras, el amor sencillamente se va. Si bien es cierto, por supuesto, que el amor también puede encontrarse. Aunque sea solo por una noche.
Sin embargo, existe otra clase de amor. El más cruel, aquel que prácticamente mata a sus víctimas. Se llama amor no correspondido, y en ese apartado soy una experta.
La mayoría de historias de amor hablan de personas que se enamoran entre sí. Pero, ¿qué pasa con los demás? ¿Quién cuenta nuestra historia? La de aquellos que nos enamoramos solos. Somos víctimas de una aventura unilateral. Somos los malditos de los seres queridos, los seres no queridos. Los heridos que se valen por sí mismos. Los discapacitados sin plaza de aparcamiento reservada […].
Si te han sonado familiares estas palabras, tenemos algo en común. Y ya si has sido capaz de ponerles la voz de Kate Winslet, o visualizarlas con esta pieza de Hans Zimmer, te llevas el bonus.
Me hubiese encantado que fueran mías, pero el mérito le corresponde a mi admirada Nancy Meyers, que arranca con este monólogo The Holiday, en el top películas navideñas y por supuesto, una de mis comedias románticas favoritas.
Estando en el colegio, una amiga me dijo una vez que conocerme bien de verdad requería haber visto The Holiday conmigo. Recuerdo ese comentario cada vez que vuelvo a ver la película. Me gustó tanto la primera vez que la vi, que durante mi adolescencia la convertí en el plan por excelencia con primas y amigas cuando se quedaban a dormir a mi casa.
Sintiéndome descubridora de la panacea, me hacía especial ilusión que la viesen conmigo por primera vez. Suspirábamos al unísono cuando aparece Jude Law tocando la puerta (cada vez que le enfoca la cámara realmente, y en mi caso particular sobre todo cuando se pone las gafas). Maldecíamos a Jasper y nos enternecíamos con Arthur Abbott y la relación entre Iris y Miles. Y lo seguimos haciendo, todo por su orden.
Alentada por la llegada de la Navidad, volví a verla hace poco con ánimos de poner fin a un día regulero, de esos en los que una ya no se soporta ni a sí misma. No exagero cuando afirmo que me descubrí sonriendo a la vez que escuchaba “journeys end in lovers meeting”. Literalmente la segunda frase de la película.
Además de bucear por todos los foros de internet para entender esta afirmación de Shakespeare sacada de Noche de Reyes, me apunté la sensación de ligereza que me produce esta historia para plasmarla por aquí en algún momento. No he dejado de encontrar guiños a la película desde entonces.
Mi timeline en Twitter está lleno de fotos de la casa en los Cotswolds con comentarios como “calienta, que sales”. La veo en Tik Tok y stories en Instagram de gente a la que sigo, que se la pone como plan navideño. Sale en conversaciones con amigas en las que despedazamos escenas y características de Iris y Amanda, para ver con quién nos sentimos más reflejadas. Yo soy Iris, por si alguien lo dudaba.
Al igual que Love Actually, es una película que se ve muy afectada por la estacionalidad y somos muchos los que volvemos a ella año tras año.
¿Por qué nos gusta tanto?
Para empezar hay que saber apreciar el género de la comedia romántica. No te puedes fiar de alguien a quien solo le gusten dramas sesudos o taquillazos de acción. Nunca. La realidad es que es difícil equilibrar en su justa medida la comedia y el romance sin caer en pastelones o películas casposas, pero cuando está bien conseguido, el resultado es una maravilla.
¿A quién no le gusta introducirse durante un par de horas en un escenario optimista? ¿Observar el enamoramiento entre dos personas (por lo general bastante atractivas) en una realidad en la que a los escenarios improbables no se les pone peros? Por mi parte, jamás me cansaré de reivindicar el género, al que acudiré siempre como dosis de buen humor y en cierta medida, de esperanza.
La realidad de The Holiday es que los diálogos no son magia pura, y está llena de aspectos poco convincentes en los que se apoyarán los escépticos. Y aun así, somos muchos los que no podemos resistirnos y volvemos a ella al menos en Navidad.
Puede que sea por lo atractiva que resulta a veces la idea de cambiar de aires y empezar de cero. Por sus escenarios idílicos, estén plasmados en una casita en medio de la nieve, o en un casoplón en Los Ángeles. Por la ternura que nos despierta a muchos el cuidado de la tercera edad. Por los amores no correspondidos. Porque atesora un reparto muy querido por el público. Porque Graham admita sin tapujos que es un llorón. Por la reivindicación sobre la necesidad de sentirnos protagonistas y tomarnos la vida con agallas…
Emociones que resuenan en nosotros, acompañadas de una banda sonora espectacular, como todo lo que toca Hans Zimmer. Os reto a escuchar Cry sin que os entren ganas de salir corriendo y comeros el mundo. Con poca modestia añadiré que me da la razón la mente brillante que decidió poner esta pieza en el Informe Robinson: Cuando fuimos campeones. Corona la victoria de España en el Mundial de 2010, poniendo la piel de gallina (podéis comprobarlo aquí a partir de 1:01:40).
Diría que son muchos los motivos por los que encandila este título, pero en resumidas cuentas, la realidad es que buscamos historias que nos hagan sentir bien. A mí, escribir y reflexionar sobre esta película me ha alegrado el día.
Bienvenida sea la temporada de The Holiday, espero que la disfrutéis tanto como yo.
¡Buen comienzo de semana!
BM.
Estupenda reflexión sobre una estupenda película. Larga vida a las buenas comedias , y a los buenos diálogos.
Marta : "Si fueras una melodia , sonarias así ".... You're simply the best, better than all the rest, better than anyone, anyone I've ever met ....
Solo diré que recurrí a ella para calmar los nervios justo antes del examen práctico del coche y aprobé🤝🏼✨